Calcular la volatilidad de los activos financieros es algo fundamental para poder hacer una gestión de riesgos adecuada.
La volatilidad se suele definir como la variación en las rentabilidades. Así, a mayor volatilidad, mayor es el riesgo de que la rentabilidad sea distinta de la esperada.
Hasta aquí el concepto es bastante simple de seguir. La dificultad radica en que la volatilidad no es constate en el tiempo y los cambios de volatilidad pueden afectar el funcionamiento de nuestros sistemas de inversión. Además el cálculo de la volatilidad tiene algunos aspectos importantes que hay que tener en cuenta.
Sobre estos temas técnicos sobre el cálculo de la volatilidad es de lo que vamos a tratar hoy.
Calcular la volatilidad de forma estadística: La desviación estándar
La desviación estándar (también llamada desviación típica) es la medida de riesgo más utilizada cuando se trabaja con modelos de inversión.
La desviación estándar mide qué tan dispersos están los datos con respecto a su media. Ya puede ser la dispersión de los retornos de un activo o las variaciones en la rentabilidad de una cartera.
La volatilidad se calcula como la desviación estándar de los rendimientos logarítmicos. Los rendimientos logarítmicos se suelen calcular sobre los precios de cierre.
Nota: Si quieres saber por qué se deben utilizar rendimientos logarítmicos puedes leer este artículo.