El defecto de muchas métricas que evalúan rendimiento de los sistemas de trading es que no tienen en consideración la distribución o el orden en el que se producen los resultados.
En este ejemplo que mostramos en el artículo del ratio de Sharpe, se podía ver que estas dos estrategias obtenían el mismo ratio de Sharpe aunque la distribución de sus operaciones fuera distinta.
Pero si como traders nos dan a elegir, escogeremos el sistema B, con una curva de beneficios mucho más consistente.
Precisamente, el K-ratio, creado por Lars Kestner, busca corregir este defecto del ratio de Sharpe. En vez de tomar los resultados de las operaciones sin importar cuando se producen, el ratio K evalúa el desempeño basándose en la estabilidad de la curva de capital.
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